POLVOS EN LA COCINA

Ante la sorpresa del título, para algunos, quienes me conocen saben que puedo poner títulos de lo más sugerente e incluso provocador, lo que sucede es que el humor es lo que es y salvo Andrés Rábago “El Roto”, conozco poca gente que entienda el humor como tal. ¿Quién no se ha excitado alguna vez en la cocina? bien cocinando con alguien o preparando un plato a la espera de esa compañía deseada. Pues quien no se haya excitado no sabe lo que es la cocina, ni lo que se vive cocinando, no solo como lo hago yo, de manera profesional –cocinar-, sino de manera amateur en casa, eso sí, cuidado con los niños, en caso de haberlos que estén bien controlados.
Mi primer polvo gastronómico, antes eran más esporádicos que ahora, en estos momentos de la cocina contemporánea, los polvos son más asiduos que en mi época juvenil, así que voy a rememorar el primero, justamente fue dulce, un flan para más señas “del chino mandarín” eso sí, en mi vida he visto cosa más sencilla que hacer un flan, leche caliente, los polvos previamente diluidos, mezclar y a los flaneros previamente caramelizados, una vez fríos al frigo. Más adelante, las sorpresas no faltaron, un día me llega una proveedor ¿o debiera decir, proveedora? Con huevo en polvo, clara, yema y huevo entero, se me vino todo abajo, menos la desconfianza, no me fiaba ¿qué es esto del huevo en polvo, pero a donde va mi cocina? la que he mamado y controlado toda la vida ¿qué ingredientes diabólicos son estos?
Uno de mis primero platos y actuales, con el que más disfruto es con el tocinillo de cielo, yemas de huevo, azúcar a punto de hilo y unos minutos al vapor, así sale el postre más delicioso que conozco, pues la casa Caterplam va y me saca “Tocinillo de cielo en polvo”, joderrrr, no me quejo que los hagan deliciosos en Palper en Grado, Asturias, pero no comparto que de un polvo, me saquen el mejor de mis postres, me niego. Pero aquí no acaba todo, Santi Santamaría, con su libro “La Cocina al desnudo” repartió leches a diestro y siniestro, es más, los cocineros nos inclinamos por uno u otro bando, el de Santi o el de Ferrán, que era la diana. La cocina se había llenado de polvos mágicos, que parte de los gurús no compartían y a la vez daban leña a trapo. Polvos para las deconstrucciones, para la esferificaciones, para las mermeladas, para las conservas, para todo en definitiva. En mi despensa tengo polvos de setas, polvos de cuajadas, polvos de hierbas aromáticas, polvos con gluten y sin él, polvos para helados y sorbetes, polvos de todo tipo, creo que mi cocina está cayendo en la decadencia y lejos de presumir de que cada día hecho más polvos en mi cocina, caigo en la depresión y veo que mi cocina es la cocina del polvo.
No Venimos Pa Estamos

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